Las cosas no ocurren por casualidad, ocurren por “causalidad”. Esta historia tuvo lugar un martes 26 de marzo del 2024 en la ciudad de Miami Beach, Florida.
Todo empezó durante una meditación virtual, temprano por la mañana; facilitada por Ximena Beltrán, durante dicha meditación, recordé un acontecimiento que ya tenía olvidado y que ocurrió hace ya varios años.
Para dar una reseña histórica, mi padre, Alfonso, falleció hace casi 10 años. Terminando la meditación, muy repentinamente vino a mi mente algo que aconteció hace ya, mucho tiempo, tanto, que casi ya no me acordaba.
¿Qué ocurrió? Pues, en una de mis visitas a Lima, Perú donde vivían mis padres cuando aún estaban vivos. En una tarde gris Limeña (y ahora sí que la recuerdo muy bien, pues la visualicé durante la meditación) al despedirme de mi padre previo a mi partida de regreso a los Estados Unidos, le di un abrazo y un beso.
En eso, él se quitó una medallita que tenía colgada en el cuello y que siempre la usaba y me la puso en el cuello, mientras me abrazaba. Eso me sorprendió mucho y le dije: ¡Papá! No te preocupes, esa medallita es tuya, quédate con ella.
A lo que mi padre respondió: ¡Yo quiero dártela! A tanta insistencia la tomé, le di las gracias y me fui rumbo al aeropuerto.
Al recordar este evento, comencé a buscar esa medallita por todos lados y no la encontré, probablemente la perdí en alguna mudanza, puesto que no le vi ni le di ningún valor.
En eso me sentí mal por haber perdido un regalo de mi padre. Volví a meditar y esta vez, durante la meditación, visualicé a mi padre y le dije: Padre, disculpa por no haber entendido que, aunque esa medallita no tuviera mucho valor, me la diste con AMOR y te agradezco infinitamente. En eso, físicamente, levanté mis brazos y sentí su energía tocando mis manos. Me puse a llorar de emoción y en mi mente le decía que ahora entendía que ese regalo había sido dado con mucho AMOR, ya que en ese momento era lo único que tenía a la mano (Mi padre padeció el Parkinson por muchos años antes de morir) y que así lo recibía.
Más aún, le trasmití que sentía mucho que hubiese perdido esa cadenita, que ahora le daba un supremo valor por venir de él y que lo amaba mucho. La comunicación fue muy clara y energética. Sentí su energía por todo lado. Otra vez, lágrimas rodaron por mis mejillas de emoción.
Después de eso, les comenté a mis hermanos, a través de nuestro chat, que había sentido la energía de Papá y que, por lo general, los hijos están más apegados a la madre, pues es la que mayormente pasa más tiempo con los hijos. Sin embargo, una mujer no puede concebir si no ha sido fecundada por un hombre. El agradecimiento a nuestros padres es a ambos, a la madre y al padre. Sin importar que comportamiento el padre o la madre hayan podido tener. Ayudaron a que encarnáramos en este mundo y hay que estar muy agradecidos.
Si no fueron perfectos, nadie puede dar lo que no tiene. Todos somos maestros de nuestras propias existencias y las de los otros.
Bueno, aquí no acaba lo sucedido. Pasada esa experiencia, ya de noche fui a un evento en la playa de Miami Beach. A una meditación guiada por mi amigo Alejandro.
Al finalizar el evento, me encontré con mi amigo Carlos, quien es masajista y maestro Reiki y Amarillys (hermana de Alejandro). En eso Amarillys quien también conocía a Carlos le dijo: Hola, Carlos. Gusto en verte, la vez pasada que nos vimos, me ofreciste un “Japa Mala” (Herramienta sagrada de meditación parecido a los rosarios cristianos que ayudan a conectar con el momento presente y también se puede utilizar como collar o pulsera, a modo de adorno. En sánscrito Japa significa “repetir oraciones” y mala significa “guirnalda de meditación”).
En eso Carlos replicó: ¡Exacto! Se saco el “Japa Mala” que tenía en el cuello y se lo colgó a Amarillys. Yo miraba lo acontecido con mucho deleite.
En eso ella se sacó otro “Japa Mala” que tenía en el cuello. Yo inmediatamente pensé que se lo iba a dar a Carlos, como un intercambio. Sin embargo, para mi gran sorpresa y súbitamente, me lo colgó al cuello a mí, diciendo: ¡Toma! Lo hice yo misma, con mucho AMOR.
En ese momento, sentí otra vez la energía de mi padre y que él era quien me estaba volviendo a dar “el regalo”. Fueron las mismas exactas palabras que visualicé con mi padre por la mañana. Inmediatamente, las lágrimas volvieron a brotar por mis ojos de emoción y gratitud. Ellos no sabían el por qué yo estaba llorando, así que les conté la historia. Amarillys me confirmo diciendo: ¡Edgar! No sé porque sentí deseos de dártelo a ti.
El regalo perdido, volvió a mí. Hecho con mucho amor. Sentí que de alguna manera se remedió el hecho que hace muchos años atrás, menosprecié el regalo de mi padre y no le dí la importancia del caso. Para mi gran alegría, después de nuestra conexión, el regalo volvió a mí.
Esta vez lo recibí con mucho amor, alegría, emoción y gratitud. Tanta gratitud por ese hecho simbólico que me hizo apreciar a mi padre y sentir tanto amor por él. Mucho amor y gratitud.
¡Créeme! el tiempo “no existe”, es una ilusión. Solamente existe en nuestra mente, a través de los recuerdos. Por tal motivo, con nuestra mente, lo podemos revivir y/o cambiar si así lo queremos y estamos determinados a hacer.
Te invito a que si has tenido algún malentendido con algún ser querido o dijiste algo que después te arrepentiste de haberlo dicho. Conversa con la persona, si aún está viva y presente y arregla la situación.
Por otro lado, si la persona ya no se encuentra en este plano y falleció o no puedes ubicarla. Sigue los siguientes pasos:
1.- Siéntate en un lugar cómodo, silencioso y donde estés solo/a.
2.- Piensa en la persona con la que tuviste un malentendido.
3.- Haz un ejercicio de respiración, lentamente hasta que estes completamente relajado/a.
4.- Una vez que estés completamente relajado/a, visualiza a la persona que ya no está presente y recuerda el momento en el que pasó el malentendido o las palabras dichas que no tuvieron sentido de ser dichas. ¡Con fé y convicción, cambia la historia!
5.- Siente a la persona frente a ti y dile lo que realmente quisiste decirle (en base a tu experiencia actual). En otras palabras, mentalmente vive el pasado en el presente y cámbialo. Cámbialo a la mejor manera posible, explica y visualiza a la otra persona entendiendo y sonriendo. Visualiza abrazando a la otra persona y diciendo que la amas.
6.- Finalmente, con mucho amor y gratitud, una vez solucionado el malentendido, en tu mente. Despídete de la persona con mucho amor y gratitud.
Agradece que el malentendido ya fue arreglado y que las palabras hirientes, si las hubo, se detuvieron antes de ser dichas y las palabras que salieron fueron de amor y gratitud.
Haz este ejercicio y habrás cambiado el pasado en el presente. Habrás jugado con el tiempo. A partir de este momento, ese pasado es ahora un recuerdo agradable y grato.
Recuerda, todo problema tiene solución. Hay un hilo que separa lo imaginario de lo real. Si lo ves y lo sientes, existe.
Espero tus comentarios, sugerencias y experiencias..
Todos en algún momento tenemos experiencias que son extrañas, buenas y malas, lo que me hace reflexionar que hay algo más que lo que vemos o sentimos a nuestro alrededor y simplemente es un misterio. Los científicos quieren encontrar una lógica a todo, pero no todo tiene una explicación. La vida sigue siendo enigmática.
Somos energia y conexió!!!
Gracias Edgar, esta hermoso ll que compartes, No puede contener y llore al leer tu vivencia. Gracias
Gracias Emile
Que hermosa historia Edgar. Mi Tia, quien fue como una madre para mi, trascendió hace dos años y yo estuve a su lado en esos momentos. Siempre la siento cerca, y en mis meditaciones cuando la llamo, ella me contesta. Regresando hace dos días de un viaje en carro sonó en la música del carro la canción q me cantaba de niña para dormir, “muñequita linda, de cabellos de oro…”, y de repente pasó un vehículo de placas 444, que yo interpreto como mis ángeles protegiéndome, y mi Tia se llamaba Angélica , pues yo lo sentí como ella diciéndome “te guardo y protejo en la carretera”. Es muy linda la historia que compartes y si, ellos siempre se nos manifiestan con su amor. Gracias por compartir.
Que linda historia. Gracias por compartir. Esa canción “Muñequita Linda…” era también una de las canciones favoritas de mi madre.
Que belleza de historia. Tan poderosa y cierta. Cuando conectamos de corazón con nuestros seres queridos ellos buscan la manera de hacernos sentir que están presentes. Sólo tenemos que estar atentos.
Cuánta alegría me da que el inicio de ese recuerdo haya nacido en nuestro espacio de meditación. 🙏🏻🙏🏻
Si, Ximena. Esa experiencia nació en tu espacio. Gracias de todo corazón por haber sido herramienta para experimentar esta divina experiencia. Te agradezco de corazón.